Tecnología y humanismo: la clave para la educación

Isabela Diazgranados

No cabe duda: la tecnología y la humanidad deberán coexistir para lograr una educación donde el análisis, la comprensión del entorno, la crítica, las emociones, la creatividad y la opinión de las personas siempre estén acompañadas de herramientas que faciliten los procesos de enseñanza y aprendizaje.


Y fue el boom de la tecnología, impulsada por la pandemia del covid-19, que disparó la creación de nuevas plataformas online que ofrecen cursos virtuales, con innumerables beneficios: horarios flexibles, ahorro de tiempo y dinero, clases desde cualquier parte del mundo, entre otros. 


Si bien, estas representan una gran oportunidad, surgen diversas inquietudes, ¿está en peligro la educación presencial tradicional?, ¿qué retos tiene el sector educativo? y ¿qué le espera a la educación del futuro?


En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación. Allí, se destacan los compromisos internacionales que buscan: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.


Expertos analizan el futuro de la educación con miras a lograr los objetivos establecidos, reflexionando sobre los retos frente a la digitalización.

La virtualidad y la deshumanización de la educación

 

Eduardo Escallón, decano de la Facultad de Educación de Los Andes, plantea la necesidad de que los seres humanos se formen con otros seres humanos, pues “la base fundamental de ser útiles para los demás es un proceso educativo que implica una serie de socializaciones”.


Escallón, doctor en Lenguas y Literaturas Romances del Boston College, recalca que gracias al proceso de socialización es posible usar el lenguaje, el habla, la mente, el pensamiento y aprender otros idiomas. Permite entender la música, las matemáticas, la química y otros conjuntos de símbolos y signos desarrollados para explicar o crear procesos en el mundo natural y cultural.


Por su parte, Jorge Baxter Grant, profesor y director de investigaciones de la Facultad de Educación de Los Andes, asegura que “las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, deberían potenciar el aprendizaje” y brindar solución a los problemas en la cotidianidad.


“Lo anterior reside en el valor humano de nuestros saberes, pues las competencias humanas transversales como la inteligencia socioemocional, el pensamiento crítico, la comunicación intercultural, la creatividad y el espíritu emprendedor, deben ser el centro de nuestro diferencial con las nuevas tecnologías”, agrega.


Innovación tecnológica vs. Innovación pedagógica

 

Pensar la digitalización como un facilitador de ciertos procesos de comunicación, sugiere el profesor Escallón: “La tecnología permite que todos los estudiantes puedan responder mediante el teléfono lo que antes respondían con papel y lápiz. Lo importante es cómo está preguntando el profesor y qué espera de las respuestas de sus estudiantes”, y propone un cambio en la manera de enseñar, para saber cómo abordar los problemas complejos que presenta el mundo contemporáneo, por medio del análisis que realizan las personas. 


Adicionalmente, Baxter identifica que la responsabilidad de las instituciones educativas debe estar enfocada en una alfabetización digital, en la cual los estudiantes conocen límites, peligros y oportunidades de las nuevas tecnologías en la práctica. 


"Esto llama a nuevas metodologías y estrategias pedagógicas, donde los aspectos más rutinarios y mecánicos del aprendizaje y la administración educativa serán más fáciles. Los robots harán las tareas tediosas y burocráticas, mientras que el aprendizaje más complejo, creativo, contextual y aplicado tendrá que convertirse en una prioridad para el ser humano", menciona Eduardo Escallón.


Los retos para los sistemas educativos y para los docentes

Baxter, doctor en Políticas Educativas Internacionales de la Universidad de Maryland, comparte cuatro factores para garantizar el derecho a una educación de calidad para todos:


  1. Desafío ecológico: una educación enfocada en el cuidado del medio ambiente y del entorno. “Tenemos que abordar los retos de la sostenibilidad. Nos enfrentamos a un reto existencial. Si no cambiamos nuestros comportamientos individuales y colectivos es probable que se produzca una pérdida masiva de vida humana y no humana en el planeta”.  
  2. Desafío democrático: la crisis política aumenta la polarización, el populismo y las fake-news centralizadas en las redes sociales y la web. Baxter explica que “necesitamos promover un pensamiento crítico y una alfabetización digital en los estudiantes para que puedan descifrar lo que es real y lo que no. Esto, con el fin de educar una ciudadanía más activa y participativa a nivel democrático”.
  3. Disrupción tecnológica: está protagonizada por la inteligencia artificial y el biohacking (el enfoque de aumentar la capacidad cognitiva o física mediante tecnologías implantadas en el cuerpo humano). Para esto, el profesor plantea integrar de forma estratégica y ética estas nuevas tecnologías para complementar y elevar nuestra enseñanza en las aulas. “Estas deben apoyar -y no sustituir- a las escuelas. Debemos conectar y complementar los mundos presenciales, semivirtuales y virtuales en la educación”, define.
  4. Desafío económico laboral: dentro de cinco años se crearán nuevos empleos que requieran competencias transversales e interculturales. “Estos cambios económicos laborales implican una necesidad de actualización de nuestros conocimientos y habilidades con mayor periodicidad. Tendremos que volver a la universidad con mayor frecuencia para aprender cosas nuevas, desarrollar o perfeccionar determinadas competencias”.


Comenzar por el comienzo... para cerrar la brecha

De acuerdo con el decano de la Facultad de Educación, la sociedad debe centrarse inicialmente en la primera infancia, con el fin de prepararse para el futuro y cerrar brechas. 

“Un error muy grave es poner solo o toda la atención en la educación superior, porque eso es empezar por el final”, señala. 


Para el historiador, se debe invertir en las personas que tienen interacciones con niños y niñas: padres, madres y, sobre todo, cuidadores y maestros, para que las interacciones sean de calidad pedagógica y sean ellos quienes puedan estimular y generar el desarrollo y las bases sólidas que van a permitir formar a unas personas completas en el futuro. 


“Las brechas comienzan cerrándose allí para que nadie comience la carrera con desventaja”, concluye.


Para conocer la opinión de la rectora de Uniandes, Raquel Bernal, sobre la educación del futuro, haz clic aquí.

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